Un Coach Cognitivo Conductual busca ayudar a las personas a mejorar su bienestar y alcanzar sus metas de forma integral, trabajando tanto en la mente como en la acción.
Coaching Cognitivo Conductual es un acompañamiento que ayuda a identificar y cambiar sus patrones de pensamiento, emoción y conducta para alcanzar sus objetivos de forma
efectiva y sostenible.
Solo consideraremos que hay un trastorno mental a tratar cuando existan consecuencias negativas concretas, incluyendo una importante sensación de malestar que nos impida disfrutar la vida (Por ejemplo, ansiedad, depresión, ataques de pánico, fobias, obsesivo compulsivo, estrés postraumático, sexuales, alimentarios, anorexia, bulimia, esquizofrenia, bipolaridad, distímico, ciclotímico, agorafobia, claustrofobia, alcoholismo, adicciones, obesidad, etc.).
Estos problemas deberán estar causados por nuestra mente, ya sea a través de nuestras conductas cuando resultan problemáticas, de pensamientos disfuncionales que nos impiden juzgar las situaciones adecuadamente, o de emociones negativas que nos generan gran malestar. Es posible que estas causas mentales se relacionen con hechos negativos puntuales de la vida real, como crisis, conflictos, traumas, enfermedades médicas, etc.; Pero en cualquier caso deberá ser nuestra mente la que mantenga esos problemas luego de que los hechos negativos concretos han dejado de estar presentes o no permiten explicar por sí mismos todos los síntomas.
En todo caso deberá descartarse que la causa de los problemas no sea específica de otro campo profesional como la medicina, aunque muchos problemas requieren ser tratados por distintas ramas profesionales a la vez debido a que sus causas pueden ser múltiples. Sin ir más lejos, muchos trastornos psicológicos son tratados con medicación psiquiátrica y con terapia psicológica al mismo tiempo, dado que un estilo de pensamiento disfuncional se relaciona con una actividad cerebral alterada.
Las situaciones que amenazan nuestro bienestar y la necesidad de auto superación serán explicadas en la siguiente pregunta bajo la denominación de Crisis y Desarrollo Personal respectivamente.
Una subclasificación importante separa las enfermedades mentales en trastornos clínicos y trastornos de la personalidad. Los trastornos clínicos (Por ejemplo, ansiedad, depresión, ataques de pánico, fobias, obsesivo compulsivo, estrés postraumático, sexuales, alimentarios, anorexia, bulimia, esquizofrenia, bipolaridad, distímico, ciclotímico, agorafobia, claustrofobia, alcoholismo, adicciones, obesidad, etc.) suelen aparecer en un momento determinado presentando una serie de síntomas molestos como sensación de ahogo o problemas para dormir (contracturas, gastritis, dolor de estomago, dolores de cabeza, ansiedad, depresión, ataques de pánico, fobias, angustia, llanto, obsesiones, evitación, traumas, estrés, cansancio, mareos, insomnio, palpitaciones, taquicardia, sensación de ahogo, temblores, transpiración, miedos, sensación de volverse loco, tristeza, desgano, falta de apetito, falta de deseo sexual, impotencia sexual, atracones de comida, problemas médicos, aislamiento, dolores físicos, desesperanza, impulsividad, irritabilidad, miedo a manejar, fatiga, nervios, dudas, falta de concentración, temor a exámenes, timidez, baja autoestima, introversión). Los trastornos de personalidad, en cambio, han estado presentes desde siempre o desde que la persona es adulta, y están formados por rasgos de carácter que generan conflictos con los otros o conductas perjudiciales (por ejemplo, tendencia a cometer delitos, a evitar situaciones nuevas, a comportarse de manera extraña, a poner en riesgo la vida o el bienestar, etc.).
Para ver la clasificación detallada de los diferentes Trastornos Clínicos, puede consultar el siguiente enlace del artículo de Wikipedia sobre el manual DSM IV:
Enlace a Manual DSM IV en Wikipedia
Para ver la clasificación detallada de los diferentes Trastornos de Personalidad, puede consultar el siguiente enlace del artículo de Wikipedia sobre el DSM IV:
Enlace a Trastornos de Personalidad en Manual DSM IV en Wikipedia
El DSM IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, cuarta edición) es utilizado por los terapeutas cognitivos y los psiquiatras para realizar un diagnóstico que permita determinar el problema psicológico específico que padece una persona y a partir de ello definir cuál será el mejor tratamiento posible. Este manual fue desarrollado por la Asociación Psiquiátrica de los EEUU y es utilizado en todo el mundo.
Se han hecho estudios que han mostrado que otros tratamientos psicológicos (como el psicoanálisis) no producen ninguna mejoría concreta en el paciente. Si está demostrado que las Terapias Cognitivas (TCC) y la Medicación Psiquiátrica son las mejores opciones de tratamiento.
¿Por qué se siguen aplicando otras psicoterapias (psicoanálisis, gestalt, sistémica, existencial, etc.)? En Argentina esto sucede en, primer lugar, porque no existen políticas de estado que se expresen sobre qué tipo de psicoterapia es mejor para la salud mental de la población. En países como Inglaterra, en cambio, el estado exige que el sistema de salud pública utilice terapias con eficacia demostrada científicamente, y en sus guías para profesionales las Terapias Cognitivas son las recomendadas para el tratamiento de las enfermedades mentales.Puede leer más información sobre el sistema de salud en Reino Unido siguiendo este enlace de Wikipedia sobre el NHS:
Enlace a National Health Service en Wikipedia
La importancia de poner a prueba científicamente los conocimientos radica en que no es nada sencillo establecer cuándo un conocimiento es verdadero y cuándo no. Daré un ejemplo: Un psicólogo recibe a un paciente que hace 5 meses comenzó a estar deprimido, le aplica un tratamiento que inventó y luego de 3 meses su paciente ya no se siente deprimido, dirá entonces que su tratamiento es muy exitoso. Pero estará cometiendo un grave error, ya que los síntomas de depresión suelen irse solos luego de una cierta cantidad de meses y volver repetidamente. Si hubiera utilizado el método científico para evaluar su tratamiento, se hubiera dado cuenta de que esa mejora se debió a la presentación típica de la depresión y no a la eficacia de su tratamiento, por lo que tarde o temprano ese paciente volverá a estar deprimido. Con el método científico hubiera establecido un “grupo de control” formado por paciente que no reciben tratamiento alguno y otro “grupo de estudio” formado por los paciente que reciben el tratamiento que él inventó. Los pacientes de ambos grupos comenzarán a dejar de sentirse deprimidos luego de unos meses, mostrándole que no fue su tratamiento lo que los hace mejorar, ya que el grupo que no recibió ningún tratamiento también habrá mejorado.
Los psicofármacos suelen ser útiles para el abordaje de síntomas agudos e incapacitantes, pero no operan sobre los factores de vulnerabilidad que hacen que el trastorno se mantenga a los largo del tiempo, como si lo hace la psicoterapia.
Se ha demostrado científicamente que muchos Tratamientos Cognitivo Conductuales son más eficaces que la medicación psiquiátrica para eliminar síntomas de ciertas enfermedades mentales. Además está probado que la medicación psiquiátrica por si misma no cura de forma permanente, retornando los síntomas a penas se deja de tomarla, mientras que la TCC ha demostrado ser eficaz en evitar que los síntomas retornen luego de finalizada la terapia. Por otro lado, la medicación psiquiátrica produce efectos adversos como cualquier medicamento, mientras que la terapia psicológica es inofensiva. Finalmente cabe aclarar que los terapeutas cognitivos promovemos el uso de medicación psiquiátrica en combinación con la terapia psicológica cuando está demostrado que colabora con el proceso de curación y el bienestar del paciente, y para ciertas enfermedades mentales muy graves la medicación es el tratamiento más eficaz para la mejoría de los síntomas.
Un aspecto importante es que se busca ayuda porque los problemas desbordan nuestras capacidades para resolverlos.
El psicólogo debería estar capacitado para orientarlo respecto de la necesidad de hacer un tratamiento psicológico o consultar a otro tipo de profesional (a un médico por ejemplo).
Recuerde que consultar a un coach o psicólogo no es un signo de debilidad, sino más bien un signo de fortaleza y compromiso con su propio crecimiento y bienestar. No espere hasta que los problemas se vuelvan abrumadores; busque ayuda cuando sienta que necesita orientación o apoyo para alcanzar sus objetivos o mejorar su calidad de vida.
Definiré la capacidad de un psicólogo para hacer un tratamiento adecuado, como la combinación de conocimientos sobre psicología clínica y habilidades en la aplicación de la psicoterapia. En esta guía hemos visto dos aspectos importantes en relación a los conocimientos. Uno ha sido aclarar que una buena formación como terapeuta requiere la realización de un posgrado en psicología clínica (obligatorio en otros países). El otro aspecto es la teoría específica en la que el psicólogo está formado, sobre el que he tratado de demostrar la superioridad de las psicoterapias cognitivas (TCC), y las graves fallas de los tratamientos psicoanalíticos que son los más usados en nuestro país. Por otro lado, respecto a las habilidades para el tratamiento, mencionaré que estas no se adquieren por el simple hecho de atender a muchos pacientes, sino cuando se aplican nuevos conocimientos teóricos a la atención de los mismos, y que están por lo tanto muy relacionadas con la teoría que se utiliza. Quisiera mencionar que habemos muy pocos terapeutas cognitivos en Argentina y somos casi todos jóvenes, debido a que ésta teoría llegó a nuestro país hace pocos años y no fue bien recibida por la idiosincrasia de los psicólogos locales.
Definiré la honestidad en dos niveles, por un lado como una cualidad personal y por otro como un contrato entre personas. Como cualidad personal, hay personas que no son honestas porque su personalidad no posee la cualidad de respetar a los otros. Otras veces la gente no cree que esté siendo deshonesta, porque la sociedad considera aceptables determinados engaños (por ejemplo “la viveza criolla”). Esto también puede ocurrir con algunos argumentos teóricos que habilitan ciertos abusos (ver psicoanálisis y honorarios). El aspecto del contrato entre personas refiere a las condiciones que se establecen para iniciar una relación, en este caso profesional. El consentimiento informado es una práctica poco común en nuestro país, pero exigida por el código de ética, e implica informar al paciente sobre el diagnóstico y tratamiento para que éste pueda tomar libremente decisiones sobre los mismos. Este aspecto marca grandes diferencias entre las terapias cognitivas en las que toda decisión se toma junto al paciente luego de explicarle todos los aspectos relacionados con esa decisión, y el psicoanálisis que no plantea ninguna necesidad de dar al paciente explicaciones sobre la terapia. La terapia cognitiva comienza pidiendo al paciente su consentimiento para realizar un tratamiento, acuerda con el paciente en cada sesión los objetivos y las técnicas que se usarán para lograrlos, brindan al paciente educación sobre su problema y los fundamentos de la terapia, establece plazos estimados de tratamiento, utiliza instrumentos de medición objetivos de los síntomas. Con toda esta información el paciente sabe muy bien lo que le sucede y cómo funciona y progresa su terapia, por lo que no existen muchas chances de que sea engañado. Es muy común que los tratamientos psicoanalíticos se vuelvan interminables, que el paciente no entienda cómo se desarrolla su tratamiento, ni hacia donde se dirige. Esta situación termina generando que algunos retengan al paciente indefinidamente para seguir cobrando.
Finalmente quisiera aclarar que no considero que los psicólogos elijan determinadas teorías para poder cometer engaños, ni que la mayoría cometan actos deshonestos con sus pacientes con mala intención. Simplemente sucede que cuando no se establecen claramente las condiciones de una relación profesional, pueden cometerse errores y faltas éticas.
Debido a la falta de políticas adecuadas y controles estatales en salud mental, y a que desde la psicología existe una oferta muy diversa y confusa de tratamientos, usted debe ocuparse de averiguar y decidir qué tratamiento elegirá para sus problemas. Esto no debería ser así, y no lo es en otros países desarrollados como Inglaterra, en donde el estado provee gratuitamente tratamientos cognitivos para sus ciudadanos. El motivo por el cual esos países obligan a aplicar solo terapias cognitivas es porque han demostrado resultados científicamente, y esos estados no aceptan invertir fondos públicos y exponer a sus ciudadanos a procedimientos cuya utilidad sea dudosa.
Una opinión personal sobre las distintas formas de tratamientos psicológicos:
En nuestro país la gran mayoría de los psicólogos son psicoanalistas que realizan tratamientos individuales no focalizados y sin evidencias científicas que respalden su eficacia. Al no ser focalizados estos tratamientos se desarrollan a lo largo de muchos años sin rumbo y sin resultados claros. Por otro lado algunas pruebas científicas los han considerado muy poco eficaces (Ver “La importancia de poner a prueba científicamente”). Es común que pacientes que han hecho este tipo de tratamientos durante años, lleguen a la conclusión de que el tratamiento los ayudó a sentirse más contenidos y a conocerse mejor a sí mismos, pero no resolvió los problemas por los cuales habían ido a ese psicólogo. Los amigos y familiares de estas personas a menudo cuestionan los resultados del tratamiento diciéndoles que lo ven igual que antes, que no cambió en nada.
Los psicoanalistas, desde Freud, le dan una importancia fundamental al dinero que el paciente paga al terapeuta a cambio de sus servicios. Argumentan que en ese pago se ponen en juego los problemas del paciente y que pagar los estimula a trabajar mejor en la terapia. De esta manera muchos psicoanalistas llegan incluso a sugerirle al paciente que cuanto más pague, mejores resultados va a obtener, ya que es una muestra de cuanto están dispuestos a apostar por ese tratamiento. Esto plantea un problema ético muy grande, ya que es fácil aprovechar estos argumentos para sacarle la mayor cantidad de dinero posible a una persona que atraviesa una situación difícil y está dispuesta a confiar en quien promete ayudarlo, como suelen hacer muchos “chantas” o “estafadores”. Los terapeutas cognitivos consideramos al dinero que paga el paciente por nuestros servicios simplemente eso, un pago a cambio de un servicio prestado por el cual el paciente espera obtener resultados. La postura de los terapeutas cognitivos evita todo tipo de abusos, al plantear el tratamiento como un servicio por el que el paciente paga para lograr los objetivos específicos que él mismo estableció. Al poder dar cierta garantía de cumplimiento de esos objetivos basándose en la evidencia científica que demuestra que la terapia cognitiva logra muy buenos resultados. Al poder establecer un tiempo estimado de tratamiento basado en investigaciones científicas que establecen el tiempo necesario para curar ciertas enfermedades mentales con terapia cognitiva. Por supuesto, nada de esto quita que el paciente tiene derechos especiales como persona que padece un malestar o enfermedad, no siendo la pretensión de la terapia cognitiva la de trasformar esa relación en una simple transacción económica, sino la de plantear reglas de tratamiento claras acordes a cómo funciona nuestra sociedad, para evitar que los paciente sufran abusos.
Sigmund Freud (1913). “Sobre la iniciación del tratamiento”. Obras Completas. Editorial Amorrortu.